¡Algo Intrínsecamente Humano Que Nos Da..!

miedo
        Como si se tratara de la alarma de un local comercial, al intento de penetración por alguien ajeno al mismo, -el grito- es la sirena que automáticamente salta cuando los seres humanos nos vemos en una situación de terror o pánico, ante circunstancias que pueden ponernos en peligro.
        Varios son los gritos famosos en el mundo cinematográfico, pero el de Tarzán, junto con el de la actriz Janet Leigh en la escena de la ducha de la película “Psicosis” son sin duda los que más pueden resonar  en nuestras cabezas.
              Se ha llegado a rumorear que el grito de la actriz de Psicosis, llegó a ser tan realista,  porque el director del Film, el maestro del suspense Alfred Hichcock, desde su excentricidad, llegó a la conclusión de que para conseguirlo era necesario impresionar a la actriz con algo que hiciera desencadenar el mecanismo innato de defensa de la misma, y solo se le ocurrió que, una vez en la ducha, el agua saliera totalmente fría. Es por eso que a pesar de que la escena sea visionada muchas veces sigue estando fresca. E, incluso aunque se sepa que va a pasar, el grito sigue produciendo pavor.
              Igualmente, esto ocurrirá si oímos que alguien grita en medio de la oscuridad de la noche. Esto se acentuará si además es un paraje desierto, o si lo hace en un medio de transporte que pueda implicar alguna situación de peligro como, por ejemplo, un avión, donde las turbulencias a veces son violentas. 
             Nuestros principales órganos empiezan a funcionar de manera más acelerada de lo común: nuestro corazón bombea más rápidamente, intenta llevar más oxigeno a los tejidos; nuestra pupilas se dilatan; empezamos  liberar una sustancia llamada adrenalina, hormona que nos pone en alerta (es la amígdala la encargada de liberarla).  Nuestros sentidos están más atentos a todas las acciones y movimientos: estamos preparados para defendernos o huir. La cuestión es: ¿por qué un grito humano puede provocarnos esa reacción?
 
            Parece ser que la respuesta a esta cuestión está relacionada con una propiedad sonora única que caracteriza a los bramidos y que no tienen otras formas de expresión del lenguaje humano. Dicha cualidad de carácter acústico tiene la capacidad de impactar e inclusive activar la amígdala, centro neuronal donde reside el miedo, una de las partes más primitiva de nuestro cerebro. Esta regula las emociones, las más básicas, entre ellas la ira y el miedo. 
Esto ha sido descubierto por un equipo internacional de neurocientíficos, que publican sus resultados en la revista Current Biology.

            Para avanzar aún más habría que dar un paso muy importante. En este tipo de estudios se tendría que investigar si las llamadas de peligros de los primates no humanos y otros animales llegan a tener esas mismas propiedades. En la posibilidad de que esto llegara a ocurrir se podría llegar a tener un conocimiento más profundo, sobre el tema arrojando bastante más luz sobre las bases neuronales de la emoción en nuestro cerebro.

            La ciencia, siempre en su avance, aportando a la sociedad estudios que son capaces de abrir el conocimiento a la humanidad. Solo hay que querer conocer, tener pasión por aquello que nos llama la atención, querer descubrir, e incluso re-descubrir: en definitiva, abrir la puerta del conocimiento a ese pequeño científico que todo/as tenemos dentro.-
Fuente:| La Vanguardia – Algo que nos da …!

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